jueves, 21 de julio de 2011

Protégeme


La demencia del momento,
Extendiéndose como una epidemia,
Anuncia el final de la fiesta mientras descendemos
A lo profundo de los pensamientos
que congelan nuestra razón.


Los parpados caídos,
El rostro inexpresivo
atrae al fantasma de nuestra cama
Mientras abrimos los planos de
Aquel sitio al que llamamos hogar.

¿Acaso somos los juguetes del destino?
¿Recuerdas los momentos divinos?
brillando, explotando en la mañana
y dejándonos completamente desamparados y
perdidos entre sueños de Amor.

Entre aquellos tiempos en los que nada hicimos y solo
nos devolvieron una eternidad en llanto
y ahora, simplemente estamos solos.

1 comentario:

  1. Realmente creo que esta es la paradoja!!! como nos sentimos dichosos y bendecidos mas que cualquiera en el mundo y al otro dia nos convertimos en una amalgama de temores y sueños rotos. Pero esa es la vida, y asi debe de ser...sin sorpresas ni altibajos se le quitaría la emoción. Big like Armando!!

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